Otro día sin madrugar demasiado (así empezaron casi todos los días). Si vuelvo a Japón, procuraré madrugar más.
Metro y al Palacio Imperial, mi estómago ya empezaba a tener las mariposas de saber que se acercaba el final, aún no habíamos empezado el día y ya tenía la sensación de que me faltaba tiempo. Quería ir a tantos sitios....
Bueno, poco a poco, dimos un paseo por los jardines del Palacio Imperial, las murallas eran impresionantes, si, esas a las que se subió el turista "español" en pelotas. Unas piedras gigantescas y tan bien encajadas, a pesar de no ser cuadradas (si eran poligonales). Lo curiosos es el control de acceso al parque, al fin y al cabo es la residencia del Emperador, cuando entras, te dan una ficha de control donde pone, además, que se cierra a las 5:00 pm.
Nada más entrar vimos una sala de exposiciones, entramos y jo, fue genial.. exposición de acuarelas del palacio, de las que están pintadas en biombos y paneles. Preciosas, grullas, el monte Fuji, árboles... todo con una delicadeza. Me gustó mucho este tipo de pintura, como en el Palacio de Nijo, en Kyoto. Merece la pena.
De los jardines, lo mas sorprendente es la gran pradera central, con un par de árboles gigantescos. Todo en esos jardines es grande. Hay una zona con muchas azaleas, que como estaban todas en flor, era precioso, había mucha gente fotografiando las flores (con unos equipazos de alucinar). Fue un paseo agradable.
Salimos de los jardines, y de nuevo al metro, nos íbamos a Odaiba. Aquí tuvimos una de las anécdotas del viaje, "el japonés y la puntualidad", podría llamarse. Esperando el metro, vimos que marcaba la llegad a las 11:54 (faltaban dos minutos), bien, a las 11:55 aún no había llegado el metro, nosotros comentamos "huy huy... se retrasa eh?? jajajajaja" cachondeo, vamos. Pero normal, vamos. En esto que, de detrás de uno de los pilarotes de la estación, asoma la cabeza un grupito de 3 o 4 japoneses, con cara de preocupación se acercan al anden y miran hacia el túnel... se retrasaba... empezaron a comentar y no dejaban de mirar el cartel, su reloj, la boca del túnel. El metro llegó a las 11:58 y ya estaban que no sabían donde mirar!!! fue muy gracioso.
Total, que llegamos a Asakusa, donde cogíamos el barco para Odaiba. Había paradas más cerca, pero la cosa era recorrer el Rio Tama. Error, salvo que tengáis mucho tiempo, no lo recomiendo (o que os gusten especialmente estos paseos por el río) No tiene nada que ver con París, para el que lo conozca, no se ven edificios como allí. El pase está bien, pero cuando vas de visita pocos días, hay un millón de cosas mejores que hacer que estar en un barco en el río, seguro. Embarcamos comiendo, bueno, yo bebiendo, que me compré una cerveza, el resto (Jesús, Jose y Mary), helado.
La primera parte del recorrido, pues bien, edificios modernos, el sistema de compuertas es muy curioso, las esclusas... bien, llegamos a la parada del Hama Rikyu, sube y baja gente, y la siguiente era la del enlace con el que lleva a Odaiba. DOS HORAS de transbordo. Casi me da un algo cuando me enteré, a ver, mi último día en Tokyo, y tengo que estar dos horas en una "parada de barco", en medio de la nada, en el puerto, sin nada que ver, que visitar, nada!!!????? Cuando en metro hubiésemos llegado en 20 minutos!!! (ya llevábamos más de una hora en el primer barco, eh?) Mal, fue muy traumático.
Como no había nada que hacer, y era tarde, en el barcillo del embarcadero comimos unos perritos calientes y algo más, no recuerdo.
Por fin embarcamos a Odaiba.
Estuvo bien ver el viaducto desde el agua, y la aproximación a la isla, pues bien, pero vamos, que coges los horarios de los barcos, y llegas a este último directamente, evitandote todo el trayecto anterior desde Asakusa y te cunde más el día, puedes ver otras cosas.
En Odaiba, nos dirigimos al Edifico de la FujiTV, pasando por la réplica de la Estatua de la Libertad, chiquita chiquita. (Solo me falta ver la original, ya he visto la de París y la de Tokyo ^^)
El FujiTV es un edificio echo a escala gigante, la sensación es parecida a la que tuve en el Grand Arche, en la Defense, en París. Se ve un poco atenuado por el hecho de que en este edificio, subes varias plantas por unas escaleras también enormes, y al "subir por dentro", pierdes la sensación de escala desde el suelo, pero vamos, es gigante.
Dentro del edificio, pues bueno, ni fu ni fa, la esfera, estructuralmente, si es interesante. Como visita... bueno, a mi no me dijo mucho. Había una exposición con juegos interactivos sobre programas de la cadena, concursos de cultura, podías presentar un programa (los niños), pero, como tampoco conoces la programación, pues como si un japonés ve una exposición con las hormigas del hormiguero... ¿esto que es?. Cuando sales, pasas por unos paneles que presentan programas históricos, ves los platós desde el alto (en uno estaban ensayando), bueno, nada del más allá. Solo reconocí un dorama, pues había leído el manga antes... Zettai Kareshi.
La mejor parte de la visita a Odaiba llegó cuando nos marchábamos, bajando las escaleras mecánicas del edificio, vimos mucha gente delante de un escenario y se oía música, conforme te acercabas veías que la gente era, en su mayoría chicos (o sea, masculino), y no precisamente quinceañeros. En el escenario, 6 niñas cantando y bailando coreografías de clase de gimnasia en 5º de EGB, ¡Y todos los tíos locos!!! pero locos locos, como no podéis imaginar. Daba un paso adelante una, decía algo, hacía un mohín... y todos flipando y gritándole (supongo que barbaridades ^^).
Intentamos hacer fotos, y vinieron 3 seguratas a decirnos que no, que estaba prohibido (brazos cruzados en el pecho), los derechos de imagen y tal, pero bueno, con la excusa del turismo, el edificio.. aún sacamos alguna. Luego, el tele de la cámara nueva hizo el resto ^^.
Fue un encontronazo con el fenómeno idol cara a cara, y fue realmente chocante. No me imagino a mis hermanos locos por ver a Arco Iris, por poner un ejemplo. (recordáis Arco Iris, o bueno, eso es mas local, más de Zaragoza, pero... Parchis, vale con 6 años estaba loca por Parchis... pero con 20-25?????)
Total, que Mary y Jose se fueron a la super noria de Odaiba, y nosotros cogimos el metro a Shiodome, queríamos ver los jardines de Hama Rikyu.
Dejamos el metro en el barrio de Shiodome, me queda pendiente una visita más detallada, es un barrio de negocios, super moderno, rascacielos, cristal... pero no teníamos mucho tiempo.
El jardín de Hama Rikyu es uno de los recuerdos imborrables del viaje (todo, pero este es especial).
Este jardín es una delicia para pasear, tiene un lago con una casa de té sobre él, preciosa. No quería marcharme de Japón sin haber tomado té en condiciones, así que allí que fuimos. Era casi hora de cerrar, fuimos los últimos en entrar.
Que maravilla, cuanto me arrepiento de no haber entrado en estas casas de té más veces. Otra cosa pendiente para cuando vuelva. El matcha me encantó. Me recuerda (lo mismo me pegan algunos) a las alcachofas... ese sabor que deja una vez que lo has tomado, el primer sorbo amargo, choca, pero... mmmm que delicia.
Las vistas de la casa de te sobre el lago son impresionantes, creo que es lo mejor que he conocido para relajarse, junto con sentarse a contemplar el pirineo.
Cuando entras, te sientas sobre unas esterillas, de rodillas, sobre los talones, una posición un poco incómoda. Jesús fue incapaz de aguantar más de los segundos necesarios para hacerse la foto. Yo, fijándome en las explicaciones que daba una señora a su ¿nieta?¿hija? adopté la posición que veía, y fue un poco más cómodo, pero poco. Unas risas, viendo a la chica recibiendo lecciones y dos parejas de guiris, fijándonos en los gestos, en como movía la taza... copiando. A la chica, por las caras que ponía y la risa que le entraba, encontraba todo ese ceremonial un poco absurdo. A mi me encantó.
Cuando salimos de allí, yo ya llevaba la depresión puesta, no me quería ir. En esto que giramos para ver la puesta de sol con la casa de te de fondo, y casi me quedo en el sito.
Fue algo espectacular, los rascacielos del Shiodome, los árboles del jardín y la casa de te reflejada sobre el lago. Se me saltaban las lágrimas, de pena y de alucinante. Las fotos no hacen justicia.
Me parece un sitio ideal para despedirse de Japón, tienes lo más tradicional (casa de te) y lo más moderno, el Shiodome.
Pasó dos veces el guarda con la bicicleta diciendonos que cerraban, casi nos tienen que echar de allí.
Que mal rato pasé. No quería irme (ya lo he dicho antes, pero es lo único en lo que podía pensar ^^).
Dejamos el metro en la estación de Akihabara, paseamos por las calles llenas de gente y luces que tanto me impresionaron y que tantas ganas tengo de volver a ver, últimas compras en Yodobashi (nunca se termina de comprar en Yodobashi),... y cenamos en un restaurante de tempura.
Hubiese sido capaz de pasar toda la noche en la calle solo por que no se acabase, pero el horror de hacer las maletas nos esperaba en el hotel.
Conseguimos meterlo todo entre la maleta y las mochilas (y mi bolso, que realmente era una mochila) y subimos arriba a pesarla (en el onsen de chicos había báscula). La mía 22 kg, la de Jesús 23 kg, peso máximo, 20 Kg (y eso que habíamos mandado un paquete con 11). Mal. Mi mochila no llegaba a los 10 kilos, el problema era que no cabía nada más. Reestructuración y a la segunda, todo encajó. ¡PRUEBA SUPERADA!
Bajamos la maleta a la habitación, cogí los bártulos y al onsen, a despedirme. No se ni cuanto estuve a remojo allí, me encantó. Sigo pensando la manera de reformar el baño de abajo de forma que pueda meter un onsen... pero sin mover el inodoro es imposible.
Hasta aquí nuestro ultimo día en Japón, la próxima entrada será la vuelta y sus anécdotas (que no problemas).
Fotos del último día :(
miércoles, 28 de enero de 2009
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