miércoles, 28 de enero de 2009

Japón. 29/Abril/2008.

Otro día sin madrugar demasiado (así empezaron casi todos los días). Si vuelvo a Japón, procuraré madrugar más.

Metro y al Palacio Imperial, mi estómago ya empezaba a tener las mariposas de saber que se acercaba el final, aún no habíamos empezado el día y ya tenía la sensación de que me faltaba tiempo. Quería ir a tantos sitios....

Bueno, poco a poco, dimos un paseo por los jardines del Palacio Imperial, las murallas eran impresionantes, si, esas a las que se subió el turista "español" en pelotas. Unas piedras gigantescas y tan bien encajadas, a pesar de no ser cuadradas (si eran poligonales). Lo curiosos es el control de acceso al parque, al fin y al cabo es la residencia del Emperador, cuando entras, te dan una ficha de control donde pone, además, que se cierra a las 5:00 pm.

Nada más entrar vimos una sala de exposiciones, entramos y jo, fue genial.. exposición de acuarelas del palacio, de las que están pintadas en biombos y paneles. Preciosas, grullas, el monte Fuji, árboles... todo con una delicadeza. Me gustó mucho este tipo de pintura, como en el Palacio de Nijo, en Kyoto. Merece la pena.

De los jardines, lo mas sorprendente es la gran pradera central, con un par de árboles gigantescos. Todo en esos jardines es grande. Hay una zona con muchas azaleas, que como estaban todas en flor, era precioso, había mucha gente fotografiando las flores (con unos equipazos de alucinar). Fue un paseo agradable.

Salimos de los jardines, y de nuevo al metro, nos íbamos a Odaiba. Aquí tuvimos una de las anécdotas del viaje, "el japonés y la puntualidad", podría llamarse. Esperando el metro, vimos que marcaba la llegad a las 11:54 (faltaban dos minutos), bien, a las 11:55 aún no había llegado el metro, nosotros comentamos "huy huy... se retrasa eh?? jajajajaja" cachondeo, vamos. Pero normal, vamos. En esto que, de detrás de uno de los pilarotes de la estación, asoma la cabeza un grupito de 3 o 4 japoneses, con cara de preocupación se acercan al anden y miran hacia el túnel... se retrasaba... empezaron a comentar y no dejaban de mirar el cartel, su reloj, la boca del túnel. El metro llegó a las 11:58 y ya estaban que no sabían donde mirar!!! fue muy gracioso.

Total, que llegamos a Asakusa, donde cogíamos el barco para Odaiba. Había paradas más cerca, pero la cosa era recorrer el Rio Tama. Error, salvo que tengáis mucho tiempo, no lo recomiendo (o que os gusten especialmente estos paseos por el río) No tiene nada que ver con París, para el que lo conozca, no se ven edificios como allí. El pase está bien, pero cuando vas de visita pocos días, hay un millón de cosas mejores que hacer que estar en un barco en el río, seguro. Embarcamos comiendo, bueno, yo bebiendo, que me compré una cerveza, el resto (Jesús, Jose y Mary), helado.

La primera parte del recorrido, pues bien, edificios modernos, el sistema de compuertas es muy curioso, las esclusas... bien, llegamos a la parada del Hama Rikyu, sube y baja gente, y la siguiente era la del enlace con el que lleva a Odaiba. DOS HORAS de transbordo. Casi me da un algo cuando me enteré, a ver, mi último día en Tokyo, y tengo que estar dos horas en una "parada de barco", en medio de la nada, en el puerto, sin nada que ver, que visitar, nada!!!????? Cuando en metro hubiésemos llegado en 20 minutos!!! (ya llevábamos más de una hora en el primer barco, eh?) Mal, fue muy traumático.
Como no había nada que hacer, y era tarde, en el barcillo del embarcadero comimos unos perritos calientes y algo más, no recuerdo.

Por fin embarcamos a Odaiba.

Estuvo bien ver el viaducto desde el agua, y la aproximación a la isla, pues bien, pero vamos, que coges los horarios de los barcos, y llegas a este último directamente, evitandote todo el trayecto anterior desde Asakusa y te cunde más el día, puedes ver otras cosas.

En Odaiba, nos dirigimos al Edifico de la FujiTV, pasando por la réplica de la Estatua de la Libertad, chiquita chiquita. (Solo me falta ver la original, ya he visto la de París y la de Tokyo ^^)

El FujiTV es un edificio echo a escala gigante, la sensación es parecida a la que tuve en el Grand Arche, en la Defense, en París. Se ve un poco atenuado por el hecho de que en este edificio, subes varias plantas por unas escaleras también enormes, y al "subir por dentro", pierdes la sensación de escala desde el suelo, pero vamos, es gigante.

Dentro del edificio, pues bueno, ni fu ni fa, la esfera, estructuralmente, si es interesante. Como visita... bueno, a mi no me dijo mucho. Había una exposición con juegos interactivos sobre programas de la cadena, concursos de cultura, podías presentar un programa (los niños), pero, como tampoco conoces la programación, pues como si un japonés ve una exposición con las hormigas del hormiguero... ¿esto que es?. Cuando sales, pasas por unos paneles que presentan programas históricos, ves los platós desde el alto (en uno estaban ensayando), bueno, nada del más allá. Solo reconocí un dorama, pues había leído el manga antes... Zettai Kareshi.

La mejor parte de la visita a Odaiba llegó cuando nos marchábamos, bajando las escaleras mecánicas del edificio, vimos mucha gente delante de un escenario y se oía música, conforme te acercabas veías que la gente era, en su mayoría chicos (o sea, masculino), y no precisamente quinceañeros. En el escenario, 6 niñas cantando y bailando coreografías de clase de gimnasia en 5º de EGB, ¡Y todos los tíos locos!!! pero locos locos, como no podéis imaginar. Daba un paso adelante una, decía algo, hacía un mohín... y todos flipando y gritándole (supongo que barbaridades ^^).

Intentamos hacer fotos, y vinieron 3 seguratas a decirnos que no, que estaba prohibido (brazos cruzados en el pecho), los derechos de imagen y tal, pero bueno, con la excusa del turismo, el edificio.. aún sacamos alguna. Luego, el tele de la cámara nueva hizo el resto ^^.

Fue un encontronazo con el fenómeno idol cara a cara, y fue realmente chocante. No me imagino a mis hermanos locos por ver a Arco Iris, por poner un ejemplo. (recordáis Arco Iris, o bueno, eso es mas local, más de Zaragoza, pero... Parchis, vale con 6 años estaba loca por Parchis... pero con 20-25?????)

Total, que Mary y Jose se fueron a la super noria de Odaiba, y nosotros cogimos el metro a Shiodome, queríamos ver los jardines de Hama Rikyu.

Dejamos el metro en el barrio de Shiodome, me queda pendiente una visita más detallada, es un barrio de negocios, super moderno, rascacielos, cristal... pero no teníamos mucho tiempo.

El jardín de Hama Rikyu es uno de los recuerdos imborrables del viaje (todo, pero este es especial).
Este jardín es una delicia para pasear, tiene un lago con una casa de té sobre él, preciosa. No quería marcharme de Japón sin haber tomado té en condiciones, así que allí que fuimos. Era casi hora de cerrar, fuimos los últimos en entrar.

Que maravilla, cuanto me arrepiento de no haber entrado en estas casas de té más veces. Otra cosa pendiente para cuando vuelva. El matcha me encantó. Me recuerda (lo mismo me pegan algunos) a las alcachofas... ese sabor que deja una vez que lo has tomado, el primer sorbo amargo, choca, pero... mmmm que delicia.

Las vistas de la casa de te sobre el lago son impresionantes, creo que es lo mejor que he conocido para relajarse, junto con sentarse a contemplar el pirineo.

Cuando entras, te sientas sobre unas esterillas, de rodillas, sobre los talones, una posición un poco incómoda. Jesús fue incapaz de aguantar más de los segundos necesarios para hacerse la foto. Yo, fijándome en las explicaciones que daba una señora a su ¿nieta?¿hija? adopté la posición que veía, y fue un poco más cómodo, pero poco. Unas risas, viendo a la chica recibiendo lecciones y dos parejas de guiris, fijándonos en los gestos, en como movía la taza... copiando. A la chica, por las caras que ponía y la risa que le entraba, encontraba todo ese ceremonial un poco absurdo. A mi me encantó.

Cuando salimos de allí, yo ya llevaba la depresión puesta, no me quería ir. En esto que giramos para ver la puesta de sol con la casa de te de fondo, y casi me quedo en el sito.

Fue algo espectacular, los rascacielos del Shiodome, los árboles del jardín y la casa de te reflejada sobre el lago. Se me saltaban las lágrimas, de pena y de alucinante. Las fotos no hacen justicia.

Me parece un sitio ideal para despedirse de Japón, tienes lo más tradicional (casa de te) y lo más moderno, el Shiodome.

Pasó dos veces el guarda con la bicicleta diciendonos que cerraban, casi nos tienen que echar de allí.

Que mal rato pasé. No quería irme (ya lo he dicho antes, pero es lo único en lo que podía pensar ^^).

Dejamos el metro en la estación de Akihabara, paseamos por las calles llenas de gente y luces que tanto me impresionaron y que tantas ganas tengo de volver a ver, últimas compras en Yodobashi (nunca se termina de comprar en Yodobashi),... y cenamos en un restaurante de tempura.

Hubiese sido capaz de pasar toda la noche en la calle solo por que no se acabase, pero el horror de hacer las maletas nos esperaba en el hotel.

Conseguimos meterlo todo entre la maleta y las mochilas (y mi bolso, que realmente era una mochila) y subimos arriba a pesarla (en el onsen de chicos había báscula). La mía 22 kg, la de Jesús 23 kg, peso máximo, 20 Kg (y eso que habíamos mandado un paquete con 11). Mal. Mi mochila no llegaba a los 10 kilos, el problema era que no cabía nada más. Reestructuración y a la segunda, todo encajó. ¡PRUEBA SUPERADA!

Bajamos la maleta a la habitación, cogí los bártulos y al onsen, a despedirme. No se ni cuanto estuve a remojo allí, me encantó. Sigo pensando la manera de reformar el baño de abajo de forma que pueda meter un onsen... pero sin mover el inodoro es imposible.

Hasta aquí nuestro ultimo día en Japón, la próxima entrada será la vuelta y sus anécdotas (que no problemas).

Fotos del último día :(


martes, 27 de enero de 2009

Japón. 28/Abril/2008.

Cogimos el metro en Ochanomizu, como veis, muy usada esta estación. Supongo que cogimos la Marunouchi Line hasta Ogikubo, y allí la Chuo Line a Mitaka, la verdad, no me acuerdo.

Me dio tiempo a dormirme, pero eso no cuenta, puedo dormirme en dos paradas (¿Tendré algún gen japonés ^^?)

Bueno, llegamos a Mitaka, a la estación llegas en alto, como a una primera o una segunda planta, si no recuerdo mal. El "gatobus" (ojalá!) se coge, según sales de la estación, bajando las escaleras a la izquierda. Subimos 6 extranjeros y el resto, matrimonios japoneses con niños.

Es un paseo, no merece la pena coger el bus, es pequeño e incómodo (tamaño japonés), recuerdo que donde nos pusimos nosotros, Jose daba con la cabeza en el techo, y es alto, pero vamos, tampoco son dos metros.


Hicimos un poco de fila, pues cuando llegamos, a primera hora, aún no estaba abierto. Yo estaba emocionada, casi tanto como los niños japoneses que nos rodeaban.

Es una pena que no puedan hacerse fotos en el interior, desde la puerta hice esta, justo antes de que me dijesen "plis, fotos no" ^^.


Dentro fue alucinante, quedé impresionada, sobre todo, con los bocetos.

Hay gente que dice que no merece la pena, pues depende, a mi, ver esas acuarelas originales, las maquetas, el edificio... me fascinó. Pero gustos hay para todo. Por cierto, hay un gatobús de peluche enorme para que los niños jueguen, pueden entrar dentro y todo.... ¿porqué no piensan en los mayores? ¡YO TAMBIÉN QUERÍA MONTAR EN EL GATOBUS!

En el exterior hice muchas fotos, el robot de Laputa y su cubo, el pozo, el edificio... El edificio es muy interesante, art-decó, los detalles de la forja, las maderas talladas, las ventanas, el ascensor, hice bastantes fotos del exterior también.


Comimos algo allí mismo (un perrito caliente pequeño y caro, no merece la pena comer), y compramos cerveza "Kaze no Tani" y una gaseosa... la botella de gaseosa era muy original (frikada, otra más ^^). Las tenemos en casa.


Lo más peligroso, para mi, fue la tienda. Compramos peluches de los "espíritus del bosque" de La Princesa Mononoque (dos para mi y uno para mi hermana), un llavero de murciélago, un gatobús de peluche, un par de camisetas, la maqueta del avión de Porco Rosso, y a punto estuvimos de comprar la maqueta del robot de Laputa, pero nos contuvimos... de momento. No me reconocía ^^.

Cuando conseguimos salir de allí, volvimos a la estación dando un paseo.

Fui fotografiando todos los postes que indicaban el camino al museo... son muy chulos, con Totoro, mariquitas...

Me gustó el paseo, como el día de Yanaka, fuimos viendo casas, bloques de pisos, obras, locales en obra... me gusta pasear por las zonas residenciales y ver como se vive en los distintos países (tampoco he estado en tantos, pero me gusta).

De vuelta a Tokyo, como ya era el penúltimo día, volvimos a la zona de Askusa, pues quería comprar un yukata para mi hermana, al final me lo compré yo, y para mi hermana dejé el morado. Paseábamos por una de las galerías comerciales que hay alrededor del templo, cuando en una tienda de yukatas vi a una chica vistiendo un maniquí. El yukata me pareció precioso, así que, como pude, le pregunté por él, y la chica, desnudó el maniquí y me vistió a mi. Precioso. Lo compré, era inevitable. También Jesús se compró uno, muy chulo. Tenemos los dos el equipo completo.


Nos dimos un paseo por la zona, volvimos a pasar por la tienda imposible y le hice fotos, pero mis pies no podían más, el dolor era insoportable, así que cogimos el metro de vuelta al hotel.


Compramos una crêpe en los bajos del "Don Quichote" para cenar y a descansar.

Ya queda menos, ya me entraba la angustia de terminar un viaje, me pasa siempre, pero esa vez fue una pasada, no quería que terminarse. No me quería marchar.

Os dejo el enlace a flickr de este día.

Parece que voy acabando ^^.

miércoles, 7 de enero de 2009

Japón. 27/Abril/2008

Fue el día de los gritos ^^. Me explico ^^, fuimos al Tokyo Dome.



Cuando lo preparaba, Jesús me dijo que le apetecía algo más que templos y pueblos, que si parques de atracciones o tal, pero claro, tampoco nos apetecía pasar el día entero en uno, así que el Tokyo Dome es perfecto. Tiene una montaña rusa que flipas (por lo menos a mi me pareció flipante), así que fuimos para allá.

Como a Mary y a Jose también les apetecía, nos fuimos los cuatro.

La situación, dos fanáticos de las emociones fuertes (Jesús y Mary), una que se arrepiente de montar y de no hacerlo, y que además le fastidia que le digan que no se atreve ^^ (yo) y uno que no le gusta nada (Jose). Como podéis imaginar, llegué sin querer comprarme el bono, sobre todo cuando vi la caída, casi vertical, de la montaña rusa, y cuando llegué a la taquilla.... lo compré.

Primero se montaron en la caída libre, por ahí si que no paso, la última vez que monté en una de esas lo pasé fatal, pero no por la caída, que me encanta la sensación, sino por la espera hasta que te sueltan, que empiezo a imaginar que se suelta la barra y tal... y claro, me da taquicardia, vamos, me pongo mala, así que, Jose y yo (jijiji, ha quedado como la canción de Los Planetas) esperamos abajo. Peeeero, cuando llegamos a la montaña rusa, no pude evitarlo.

Me gustan las montañas rusas, a pesar de pasarlo mal. No había mucha fila, conforme nos acercábamos, iba subiéndome el nerviosismo, mucho, pero mucho mucho. Monté en el vagón, y me agarré a la barra, que se me quedaron los nudillos blancos, me dolía de tanto apretar... comienza el vagón a subir por la cadena, y dios, pensaba que me moría, comencé a gritar (lo reconozco con muuucha vergüenza, pero fue así), cerré los ojos llegando casi casi arriba y grité, dios mio!!!! grité como nunca lo había echo!!!! todo el viaje, con los ojos cerrados, agarrada como una fiera a la barra y gritando. Jesús estaba flipando, nunca me había oído gritar. Bajé temblando. Fue horrible. Esa sensación de temblor de todo el cuerpo, de que no te sostienen las piernas, fatal (aunque en el fondo, no me disgustaba del todo).
Nos dimos una vuelta por ahí, y había una atracción de Narnia, con muuucha fila. A Mary le apetecía, así que entramos, después de esperar un montón, era una especie de "pasaje del terror" sobre la película, que ninguno habíamos visto. Muy infantil,con actores guiándote en plan "eres el prota que tiene que salvar a los niños!!!". Te hablaban en inglés, al ver que eras extranjero, que como comprenderéis, a mi, no me sirvió de nada ^^. Total, que recorrimos el lugar medio haciendo el idiota y sin entender nada. Llegabas a "estaciones" en las que el guía te contaba algo y tu, según lo que te contaba, tenías que elegir una opción con una "llave" que te daban al entrar. Según las decisiones tomadas, al final, salvabas o no a los niños. Nosotros los matamos a todos... ooooooh!!. Una porquería, vamos. Lo pero era ver al pobre guía esforzándose por darle emoción a la cosa, hablando inglés (no se si bien o mal) y nosotros con cara de ¿?¿?¿?¿

Luego fuimos a otra atracción con movimiento, me monté también, y esa me gustó... una especie de "montaña rusa" en forma de U, te sentabas con los pies colgando y te subían y bajaban por el carril. Después de la anterior experiencia, esto no fue nada. Pero no repetí ^^.

Lo siguiente fueron los paracaídas, si, esos que salen en Angelic Layer, en CCS... se supone que son una chorrada (y lo son) pero yo y mi manía de pensar cosas chungas cuando estoy en lo alto, no me dejaron buenas sensaciones en el estómago.

Eso si, después de esto, volvimos a la montaña rusa, a la de verdad, y esta vez, conseguí bajar la caída en picado y todo el trayecto con los ojos abiertos y sin gritar (demasiado). PRUEBA SUPERADA!!!!!

Salimos del parque y comimos en el recinto del Tokyo Dome, en el restaurante de béisbol que hay. Pedazo de comida, sobre todo la de Mary y Jose.... jajajjaja!!! Pidieron el bocadillo con la foto de la carta, hasta ahí todo normal, el chico que tomó nota preguntó, con cara de susto ¿dos? y dijeron "si, uno para cada uno". Normal. ¿no?
Bueno, yo, que estaba de frente a donde venían los camareros con la comida, oigo una exclamación general en el comedor, levanto la vista y me entra el ataque de risa.

Eran dos bocadillos gigantes, como nunca había visto!!!! pero gigantes de verdad!!!!

Jesús y yo pedimos una ensalada (terrible necesidad de ingerir verde) y hamburguesa (exquisita, por cierto).

Siguiente parada, el parque Yoyogui (o como pasar vergüenza ajena).

Llegamos, tras pasar el famoso puente y realizar una nueva sesión de fotos, a la zona de los rockers. Increíble. Jamás creí que vería algo así, más alucinante incluso que el parque yoyogui, por lo irreal que me pareció.
Un montón de gente sacada de Grease, tanto los chicos buenos, como los malos, cada uno con su baile. Los "chicos bueno" bailando en plan hortera, flores, de la manita, tal.... los "malos".... comienza el espectáculo.

Ausencia total de vergüenza y creencia total y absoluta de que eres "lo más". Al final, me lo pase genial.... menudo chiringuito tienen montado, con grupos para conectar secadores y peinarse los tupes, bailes tirando la cerveza... indescriptible... El momento mas flipante fue cuando me fijé en las botas.... ¡Apañadas con cinta aislante!!!... por la forma en la que bailan, rozan continuamente los cantos de las botas en el asfalto, y las rompen... en vez de comprarse botas nuevas.... las encintan. A grandes males, grandes remedios.

La verdad, fue muy muy divertido, de esas cosas que solo puedes ver en Tokyo. Merece la pena.

Nos perdimos de Jose y Mary y tras dar unas vueltas por ahí (no entramos dentro del parque, fuimos tontos) nos volvimos a Takeshita Dori, bueno, a la zona siguiente, atraviesas todo Takeshita, cruzas la avenida, y continúas. Fuimos a la tienda de Putumayo... cuando estuvimos la otra vez, me gustaron mucho las camisetas, así que, por mi cumple, me iba a regalar una, que al final, fueron dos.... una camiseta abotonada con un bolsillo de corazón y capucha con orejas de conejito, y una chaqueta con volantes. Preciosas. Me hubiese llevado más, pero era cara. Realmente cara ^^, a mi 15.000 yenes por la camiseta, me pareció caro, pero... o era allí y eso o no era. Cosas que se hacen en japón cuando vas de viaje de novios. No me arrepiento nada nada nada.

De ahí, cogimos el metro, y nos fuimos a Shibuya. Acercarse a Hachiko a esas horas fue imposible... solo tengo una mala foto. Ahora, el famoso cruce estaba en pleno apogeo. Fue genial ver eso. Tengo un montón de fotos. Lo más curioso es estar en medio del mogollón y pensar "pues no es para tanto", hasta que lo ves desde lo alto. Jo! que gentío.

Dimos un paseo por la zona, sin entrar en casi ningún sitio, mis pies no daban para más. Vimos gals.

Tras dar un paseo rodeados de gente y luces (cuanto echo de menos esa sensación, me encantó) cogimos de nuevo la Yamanote, y al hotel. De camino, nos tomamos unas crepes donde el Don Quixote, y a dormir.

Un buen día.Como todos ^^.

P.D. Desde casa no me deja subir fotos.... lo intentaré mañana desde el curro.