miércoles, 19 de noviembre de 2008

Japón. 25/Abril/2008

Otra entrada más sobre japón.

Día 25, último día completo en Kyoto. Desayuno en cafetería y tomamos el autobús nº 100 hacia el Ginkaku-ji (el Templo Plateado). Como ya he comentado, el transporte en Kyoto no es tán bueno, la circulación es horrible, muchos atascos, bueno. Que lo tengáis en cuenta.

Llegar al templo es facilísimo, al ser sitios tan turísticos, casi puede decirse que no vas, que te llevan los de alrededor ^^.

Entras al templo por un "pasillo" de setos enormes, no ves lo que hay al otro lado, es una forma de acceder a los edificios un tanto "ocultista", para ir descubriéndolos poco a poco. Nada más entrar, ves el jardín zen de grava, precioso... curiosamente, y, gracias a que había estado lloviendo, estaban de mantenimiento. Es muy curioso ver como arreglan estos jardines, un montón de gente con llanas y con rastrillitos dándole forma a la arena.

A ver, os cuento, el templo en si, no lo vimos, está en restauración y completamente tapado por andamios, pero merece la pena la visita... los jardines son preciosos... mucho más bonitos (a mi parecer) que los del Templo Dorado. Son unos jardines que, en vez de césped, están cubiertos de musgo, de una cantidad de variedades, que ni me imaginaba que podían existir... de echo, hay un muestrario con todos los tipos de musgo de los jardines. Muy muy bonitos. Es un paseo precioso.

A mi, como la restauración me interesa, tampoco me importó, pues pude echar vista a como trabajan. Y tenían una maqueta con una sección de la cubierta en la que podías ver como está construida.

De ahí, fuimos al Paseo de los Filósofos, sales del templo dorado, y, un poco mas adelante, a mano izquierda, lo coges... tienes que pasar por encima del canal (un riachuelo, no os penséis).

No era plena época de florecimiento de los cerezos, pero quedaban los suficientes para pensar "esto, en pleno apogeo, tiene que ser impresionante". Otro gran acierto, das un paseo tranquilo, la verdad es que hay poco que ver (si, hay templos alrededor, pero nosotros no los vimos, más que nada porque Jesús, se satura), pero el simple echo de pasear por allí, la tranquilidad que hay, las casas que lo rodean... relaja.


En un momento dado, orientándonos con el plano, decidimos dirigirnos hacia el Castillo de Nijo, así que nos pusimos a buscar una parada de bus. El plano que llevábamos era engañoso, todo parecía cerca, pero no era así ^^. Paseo por las calles de Kyoto, por las de vivir, no de hacer turismo. Tiendas, un colegio (hice foto a las estanterías llenas de zapatos ^^), bloques de viviendas, casas aisladas.... también me gusta ver las zonas "de vivir" cuando voy de viaje.


Tomamos el bus y al castillo. La entrada al castillo no dice mucho, murallas de piedra enormes, un patio también enorme... bueno, las puertas de acceso son muy chulas, pero tampoco nada que te impresione. Eso si, entras dentro y.... buf!!! me quedé impresionada. Para empezar, este castillo tiene un "sistema de alarma" de lo más curioso, los llamados "suelos de ruiseñor", es un sistema de coger las tablas del suelo, que, cuando andas, parece que canten pájaros... cuando lo leí me pareció algo bastante increíble, pero si, es totalmente cierto. Los suelos cantan. (aquí dejo una foto de como es el sistema para que esto funcione, los clavos así colocados, rozan al pisar sobre ellos, y producen ese chirrido)


Otra cosa que hace esta visita imprescindible es las pinturas, es un castillo - palacio, tiene una decoración exquisita, unas acuarelas, unos paisajes, es realmente impresionante. No se puede hacer fotos, pero.... no pude evitarlo.


Los jardines, no puedo decir nada que no haya dicho ya, tan maravillosos como el resto.

Era la hora de comer, nos dirigimos a la zona de Teramachi, teníamos localizada una pizzería self service que nos habían recomendado (necesitábamos salir de los fideos caldosos y el arroz). Muy buena elección, comí una barbaridad, de las mejores pizzas que he probado.

De ahí, nos pasamos al mercado, era hora de comercio, así que lo vimos en pleno apogeo, que cantidad de comida desconocida, y cuantos colores. Es otra de las visitas curiosas. El mercado en sí, es bastante similar a los españoles, con la salvedad de que en algunos puestos, venden y dan de comer también. Lo realmente curioso es ver los distintos tipos de alimentos que aquí nos son totalmente desconocidos.


Bajamos andando hasta el ryokan y echamos la siesta, lo necesitábamos ^^.

Una vez espabilados, fuimos a visitar Gion. Subimos andando, otro palizón tremendo... ains, mis pobres pies.

Gion es impresionante. ¿Donde cenamos? no lo recuerdo. Nos despistamos un poco y pasamos por una plaza bastante moderna, con jardines zen, rodeada de restaurantes, uno de ello gallego. Si si, gallego. Al final, llegamos a Gion, a la calle Shinbashi, concretamente. Es un lugar precioso. Había mucho movimiento, gente muy muy muy arreglada (sobre todo ellas, con kimonos o con trajes de noche) entrando y saliendo de los restaurantes (ochaya pone en la guia) que hay por toda la zona.


Vimos bastantes maikos, una de ellas, muy amablemente (gracias) posó para mi, pero, yo, torpona, no fui capaz de hacerle una foto en condiciones. No me atreví a usar el flash por no molestar y me salían movidas, y, cuando usé el flash, con la cara tan blanca, salió una foto realmente horrorosa.



Acabo de recordar la cena, buf! muy tarde. Después de callejear por Gion, volvimos por la zona comercial de Teramachi (las calles cubiertas a modo de centro comercial) y allí nos compramos unas creppes (pero que buenas están en japón las creppes!!!).

Hice fotos a un grupo de vending machines que había por ahí, y, nos arrastramos hacia el hotel.

Otro día de una paliza tremenda, no se cuantos kilómetros debimos de andar... agotador.
Ya tengo ganas de volver.

Día 25 en Flickr.